En tiempos remotos, las ciudades no contaban con servicios higiénicos que incluyan retretes cómodos y limpios debido a la falta de un adecuado sistema de alcantarillado. Así, las personas para realizar sus necesidades utilizaban un objeto conocido como “bacenilla” “bacinilla” u “orinal”, cuyo nombre podía variar dependiendo de la región. Se trataba de un recipiente, vasija o fuente con forma de cuenco hecho de metal, loza, cerámica, porcelana u otros materiales, que servía para receptar las orinas y/o deposiciones, algunos disponían de un asa que servía para sujetar y movilizar este objeto.
La bacenilla se colocaba debajo de la cama o de alguna mesa cercana, especialmente por quienes no disponían de un servicio higiénico, o solamente poseían uno en casa que se encontraba lejos de la habitación, generalmente al final del primer piso de la vivienda (Valarezo, 2022). Por ello, este objeto era más usado durante las noches para evitar cruzar todo el patio de la casa y demorarse hasta llegar al único baño, y así hacer las necesidades de manera más rápida. Aunque, también sirvió para ayudar a niños, ancianos y personas con alguna enfermedad para hacer frente a sus necesidades particulares.
En Loja por la década de los 50’s era popular el uso de este objeto generalmente en las “casas tipo tienda”, que eran pequeños cuartos arrendados por la gente de bajos recursos económicos como un artesano, una costurera, un zapatero, etc, quienes vivían en ese pequeño espacio con sus familias y no contaban con ningún servicio higiénico (Valarezo, 2022). Por ello, usaban la bacenilla durante la noche y al otro día en la mañana solían botar el contenido por la ventana de sus cuartos que daban a la calle. Lamentablemente esta costumbre generaba un mal olor durante las mañanas para quienes transitaban por las calles céntricas de la ciudad.
Poco a poco, este objeto se dejó de usar hasta el siglo XIX, con la creación de los inodoros en las casas y la inclusión del sistema de alcantarillado en la mayoría de ciudades. Aunque, es de anotar que actualmente algunos siguen usando bacenillas comerciales especialmente de plástico o metal que se asemejan a las antiguas. Aún se suele evidenciar el uso de dicho objeto en las casas para asistir a niños, enfermos y en hospitales para pacientes que por su condición de salud lo requieran.
Hoy en día, se puede apreciar ejemplos de bacenillas antiguas y conocer su historia en museos de algunos países donde se exhiben estos objetos con diferente forma, diseño y material. Por ejemplo, el Museo del Orinal en España y el Museo de inodoros y retretes históricos en Praga. Siendo, la bacenilla, un objeto que sacó de un apuro a más de uno en la antiguedad, y es testigo de una curiosa historia digna de contar y recordar.
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Referencias
Valarezo, R. (2022). Loja de ayer (1950-2000). Visión retrospectiva de su convivir y desarrollo. Tomo III.