La historia del teléfono fijo en la ciudad de Loja, Ecuador, se remonta por la década de 1960 y 1970. En aquel entonces, el servicio telefónico era limitado y solo estaba disponible en ciertos lugares de la ciudad. Inicialmente, la mayoría de las casas tenían un teléfono, que en ocasiones se prestaba a los vecinos del barrio que querían comunicarse con sus familiares. Se colocaba en la sala sobre algún mueble para la comodidad de quien lo use. Algunas tiendas también contaban con un teléfono fijo que funcionaba como público ya que era alquilado para cualquier persona.

Para realizar una llamada, se debía marcar los números con la ayuda del dedo, haciendo girar el disco que contenía los diez dígitos (0 al 9), y esperar que el disco se regrese para poder marcar el siguiente número. De esta palabra nació el término discado, que significa marcar un número telefónico.

Al inicio, los números contenían solamente tres cifras de discado local, posteriormente en 1969 se facilitó la comunicación para discado nacional directo. En 1990 se instalaron en Ecuador más de 500 000 líneas telefónicas, siendo un incremento significativo, por lo que los dígitos aumentaron a seis y hasta siete cifras para llamadas a nivel nacional (Valarezo, 2022).

Hoy en día, la historia del teléfono antiguo ha sido eclipsada por la era de los teléfonos inteligentes. Estos dispositivos son mucho más que simples herramientas de comunicación, ya que ofrecen una amplia variedad de funciones, como acceso a redes sociales, aplicaciones de productividad, juegos y mucho más. Los teléfonos inteligentes han revolucionado la forma en que nos comunicamos y nos conectamos con el mundo.

Cuéntanos: ¿Alguna vez usaste el teléfono fijo para hacer una llamada?

Referencias:

Valarezo, R. (2023). Loja de Ayer (1950-2000). Visión retrospectiva de su convivir y desarrollo.

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